Nuestros jóvenes están muriendo y dejando a sus familias destruídas por esta crisis. El fentanilo es un opioide sintético barato y fácil de elaborar, y ahora es la sustancia más común ligada a las muertes por sobredosis de opioides. Es 50 veces más potente que la heroína.
Si bien urge parar el flujo de estos narcóticos peligrosos desde la frontera, una estrategia integral para enfrentar esta crisis letal nos requiere a todos—recursos comunitarios y de rehabilitación, proveedores de tratamiento de salud mental y consumo de sustancias, la comunidad médica, las familias, agencias de seguridad pública, y las escuelas—y demanda urgencia.
Según el Departamento de Servicios Médicos (ADHS), más de cinco personas mueren cada día en Arizona por sobredosis de opioides—muertes evitables. Hacen falta medidas prácticas como la generación de conciencia sobre el acceso a medicamentos que pueden revertir las sobredosis, como naloxone (Narcan), así como capacitación para su administración. Debemos aumentar la conciencia pública en torno a este narcótico letal y trabajar para prevenir la adicción donde sea posible. Como Procuradora General, abogaré en la Legislatura y apoyaré la adopción proactiva de estrategias de reducción de riesgos fundadas en evidencia, como los centros legalizados de intercambio de jeringas y los test de fentanilo ya autorizados en este estado por una ley promulgada en 2021.
Trabajaré en conjunto con mis homólogos en otros estados para compartir mejores prácticas. Seguiré quitar las drogas de nuestras calles y colaboraré para detenerlas en la frontera y en el correo, reconociendo también que los drogadictos y sus familias necesitan de recursos y atención.